
La Nación está
perpleja y decepcionada y hay que dar soluciones.
Podría redactar un escrito con fundamentaciones
históricas y reflexiones filosóficas, añadiendo alguna anécdota y hasta un
punto de humor y otro de poesía, pero, Majestad, la situación es tan grave y
decadente que lo único que procede ahora mismo es solucionar el estado nacional
al que nos han llevado 1) un granuja (que ya se hizo notar para hacerse con el
poder dentro de su partido), 2) una clase política mayoritariamente mediocre, 3)
una Constitución neomedieval, y 4) una
ley electoral torpe.
Lo primero a solucionar es la
cuarta causa. ¿Y qué puede hacer el Rey al respecto? 1) Dar al presidente en
funciones de plazo hasta el 10 de enero para que haya nuevo Gobierno; 2)
Pedirle al presidente que antes de esa fecha se ponga de acuerdo con los
partidos constitucionalistas para elaborar nueva ley electoral; 3) Exigirle al
presidente que lo primero que haga el nuevo Gobierno sea aprobar nueva ley
electoral; 4) Exigirle al presidente que, en cuanto sea aprobada esa ley, se
convoquen nuevas elecciones.
Si el presidente en funciones
se niega a efectuar lo aconsejado, pedido y exigido, el Rey debe convocar a los
representantes de los partidos a los que últimamente ha recibido en audiencia,
para 1) manifestarles que retira el encargo de formar gobierno al representante
socialista, 2) proponerle a éste que convoque nuevas elecciones, y 3) dirigirse
al Pueblo a través de televisión para comunicarle todo esto y pedirle a los
españoles que acudan a la siguiente cita electoral a fin de terminar con este estado de cosas grave y decadente.
En Sevilla, a catorce de
diciembre de dos mil diecinueve.
Dr. Antonio Egea López,
de la Academia Iberoamericana de La
Rábida