¿Pero cómo va a gobernar España un impostor
que desde hace dieciocho meses tenía la obligación de convocar un congreso de
su partido en el que renovaría su mandato o sería sustituido por otro
candidato, y continúa sin convocarlo? O sea, que Mariano Rajoy no es el
legítimo representante de su partido, y por tanto sería una aberración que el
Rey de España le encargara formar gobierno. El argumento de la demora que se
produciría para legitimar, o no, a Rajoy en la constitución de un gobierno es
un sofisma, pues estamos esperando la formación de gobierno desde las
elecciones del 20 de diciembre de 2015, y por tanto prolongar la espera no es
razón de peso si la razón principal para aplazar ahora el encargo de gobierno
es la exigencia legal de que el aspirante a presidente del consejo de ministros
sea legítimo representante de su partido, lo que no es en estos momentos.
Esto lo tengo denunciado
públicamente ante miles de lectores de mi web. Lo hice el 19 de mayo, el 14 de
junio y el 29 de junio de 2016, pero Rajoy no hace caso; insiste en su inmoralidad.
Luego el Rey de España es el responsable ahora de obligar constitucionalmente a
que se cumpla la Ley Orgánica de Partidos Políticos (vid. “ABC” de Sevilla, de
14, 15 y 16 de julio de 2016, que da cuenta de que 49 miembros del comité
provincial sevillano del partido piden primarias, voto secreto y mayor
democracia interna), ante lo cual el Monarca debe obedecer la Constitución, ya
que su artículo 61 se lo manda (el Rey debe “guardar y hacer guardar la
Constitución y las leyes”). Rajoy desobedece a la Constitución y a la ley, y en
consecuencia es el Monarca el que ha de exigirle su cumplimiento; lo que sería
ridículo, además de irracional y transgresor, es que el Rey encargara formar
gobierno a quien con contumacia incumple la ley. Si el Rey se entrevistare con
Rajoy, lo primero y prioritario que debe exigirle es que se atenga a la ley;
después será momento de hablar de gobierno, pase lo que pase, y lo menos malo
que puede pasar es que el gobierno actual siga en funciones. La vergüenza es
que Rajoy no haya solucionado ya, por perezoso o indolente o caradura, la
celebración de su congreso obligatorio.
El Comité Nacional de Derechos y
Garantías del Partido Popular reconoció el 21 de enero de 2016 que “El Congreso
(del partido) debiera haberse convocado hace un año”. Ante esta grave
infracción, que incumple la Ley Orgánica de Partidos Políticos, el Foro de
Pensamiento y Desarrollo (de jóvenes del Partido Popular) ha declarado: la
“dirección popular tiene secuestrado al Partido”. O sea, que Rajoy conculca el
artículo 6 de la Constitución, que termina ordenando que los partidos deben
tener un funcionamiento democrático, pese a lo cual el candidato sigue ocupando
un puesto cuyo mandato ya caducó en enero de 2015, y se mantiene en la
ilegalidad sin convocar el obligatorio congreso que renovara su representación
o se la concediera a otro candidato del partido. E igual que transgrede la
Constitución también lo hace con la Ley Orgánica de Partidos Políticos, cuyo
artículo 7,1 obliga al funcionamiento democrático de los partidos.
Funcionamiento que Rajoy lleva a cabo como un cacique decimonónico y no como un
demócrata, a lo que le impelen, como vemos, esa ley y la Constitución. Rajoy
hasta se burla del artículo 7,5 de la ley de partidos. Incumple el artículo
8,4b. Además de provocar que se le apliquen los artículos 10,1 y 10,2b, que
regulan la suspensión judicial del partido. Conculca los artículos 8,1 y 8,2b;
y el 9,2, que contempla cuándo debe ser declarado ilegal un partido. Todo ello
por causa de Rajoy. Y siendo esto así de flagrante, ¿el Rey de España encargará
a Rajoy formar gobierno “serio y responsable” como el mismo candidato se
autodefine frente a otros aspirantes sin su seriedad y responsabilidad, según
él? ¡Será caradura!
No quiero pensar que el Rey se salta
su propia obligación de hacer guardar la Constitución y las leyes arrastrado
por un dirigente insensato. Si se demorara dos o tres meses más la formación de
gobierno por tal de que un ilegal legitime su mandato si es que logra la
reelección en su partido, ¿acaso España se perjudicaría? Lo que avergüenza a la
inteligencia más roma es que Rajoy pretenda aspirar a gobernar sin ser el
legítimo representante de su partido. ¿Que el mundo se entera de que esto
ocurre por culpa de Rajoy? Pues que el mundo se entere de que el gobernante en
funciones es un ilegal, un transgresor de la Constitución y de la ley. Lo que
jamás debe hacer un Rey es incumplir sus deberes por culpa de un ciudadano que,
además de todo lo denunciado, impide el voto secreto en Sevilla en su propio
partido (“ABC” de Sevilla, 14-7-2016, página 23). Antonio Egea López.
