En primer lugar me uno al sentimiento y dolor de esa bandera de España a media asta de luto por la muerte de miles de compatriotas, por cuyas almas rezo.
En segundo lugar me encomiendo a la Virgen del Pilar y al Apóstol Santiago para que cese está pandemia nacida en la China comunista.
TIEMPO DE MEDITACIÓN
Que sí, que el tiempo es oro, la mayor fortuna que poseemos. Pero es un tesoro limitado, que no se puede guardar para utilizarlo más adelante.
Por eso, estos días de obligado confinamiento son una ocasión irrepetible y por tanto no se debe desperdiciar.
La labor diaria habitual impide tomar distancia con la realidad para meditar. Así que ahora, en esta coyuntura imprevista, se nos regala el tiempo suficiente para pensar.
No lo desaprovechemos. La meditación requiere alejarnos de lo cotidiano y no vernos obligados a prisas.
Así que disponemos de las condiciones óptimas para meditar sobre nuestras vidas, el pasado, el porvenir, los seres queridos, las oportunidades perdidas y las que pueden convertirse en realidad, proyectos desahuciados, olvidados y susceptibles de poner en marcha. Conjeturas que pueden transformarse en hipótesis, e hipótesis que pueden terminar siendo hechos.
Hay que resolver asuntos que se dejaron de lado y cabe retomarlos. Hay que decidirse a acometer lo que tanto tiempo se ha estado dudando. Es hora de efectuar agradecimientos y demostrar afectos.
Estos días servirán para empezar a redactar un diario, cuyos beneficios se verán por la luz que aporta a descifrar nuestras existencias, y mucho más.
Es momento de leer y escuchar música clásica, ver sólo buenas películas. Soñar.
Se puede advertir que la vida es mucho más profunda y que los horizontes son mucho más extensos y diversos.
Es tiempo para reflexionar sobre los estereotipos con que definimos e interpretamos nuestro mundo. Porque quizá estemos dominados por principios erróneos o infundados; principios que no son nuestros sino ajenos.
Vamos, que estos días nos servirán para filosofar, esto es, para ver quiénes somos en relación con el mundo, de dónde venimos y adónde nos dirigimos. Cuál es nuestro destino, y si nuestra voluntad puede construirlo o sólo es posible adaptarnos de la mejor manera a lo que ya está prefijado.
Poseemos alma, espíritu. Y esta alma es la que nos hace herederos del Dios creador. Existe la eternidad. Pensémoslo. Y allá vamos todos para salvarnos, purificarnos o condenarnos. Hay que meditarlo. Miles de españoles mueren por el chinavirus.Recemos por sus almas.
Los lectores disponen de una situación límite para reflexionar. Y son esas situaciones las que despiertan las mentes para penetrar en el sentido de la vida y de nuestra relación con el universo.
Nuestros antepasados prehistóricos comenzaron a enterrar a los muertos cuando éstos se les aparecían en sueños demostrando que seguían presentes en espíritu. Al cabo de miles de años, los descendientes de aquellos hombres primitivos no podemos rechazar la realidad de las almas y de la inmortalidad porque no dispongamos de tiempo para pensarlo. Bien, ahora es una oportunidad magnífica para hacerlo.
El tiempo es oro y es un tesoro limitado, cuya riqueza no se puede guardar. Ni despilfarrar.
Antonio Egea.
(La foto ha sido tomada de lalunadealcala.com). 31-3-2020